El suelo agrícola desnudo es aquel que no tiene ninguna planta que lo proteja de la acción del sol, el viento y la lluvia. Este tipo de suelo está expuesto a una serie de procesos que afectan negativamente a su calidad y productividad.
Uno de estos procesos es la pérdida de humedad. El agua que se infiltra en el suelo desnudo se evapora rápidamente por el calor del sol, lo que reduce la disponibilidad de agua para las plantas y los microorganismos que viven en el suelo. Además, la lluvia que cae sobre el suelo desnudo puede arrastrar parte de los nutrientes y la materia orgánica que se encuentran en la superficie, lo que empobrece el suelo y disminuye su capacidad de retener agua.
Otro proceso que afecta al suelo desnudo es la salinización. La salinización se produce cuando el agua que se evapora deja atrás sales disueltas en el suelo, lo que aumenta su concentración y dificulta el crecimiento de las plantas. La salinización puede ser causada por factores naturales, como el clima árido o la presencia de aguas subterráneas salinas, o por factores humanos, como el riego excesivo o el uso de fertilizantes químicos.
Finalmente, el suelo desnudo también es susceptible de solidificarse. La solidificación se refiere al endurecimiento y compactación del suelo, lo que reduce su porosidad y permeabilidad. La solidificación puede ser provocada por el impacto de las gotas de lluvia, que rompen los agregados del suelo y los compactan, o por el pisoteo de los animales o las máquinas agrícolas, que ejercen presión sobre el suelo.
En cambio, un suelo con cubierta vegetal tiene una serie de ventajas frente al suelo desnudo. La cubierta vegetal puede ser natural, como las plantas silvestres o los restos vegetales, o artificial, como los cultivos intercalados o los abonos verdes. La cubierta vegetal protege al suelo de la erosión, la evaporación, la salinización y la solidificación, al mismo tiempo que mejora su estructura, su fertilidad y su biodiversidad.
¿Qué comportamiento tiene un suelo desnudo en los campos de frutas de hueso?
Los suelos desnudos presentan una serie de problemas que afectan negativamente a la producción y la calidad de las frutas de hueso, como son:
– Erosión: El suelo desnudo se pierde por el arrastre del agua y el viento, lo que reduce la fertilidad y la capacidad de retención de humedad del suelo.
– Compactación: El suelo desnudo se apelmaza por el pisoteo de los animales y las máquinas, lo que dificulta el desarrollo radicular de los árboles y la infiltración del agua.
– Evaporación: El suelo desnudo se calienta más por la radiación solar, lo que aumenta la pérdida de agua por evaporación y reduce la disponibilidad hídrica para las plantas.
– Malezas: El suelo desnudo es más propenso a la invasión de malezas, que compiten con los árboles por el agua, los nutrientes y la luz, y que pueden albergar plagas y enfermedades.
Por estas razones, se recomienda evitar el suelo desnudo en los campos de frutas de hueso, y optar por otras alternativas de manejo del suelo, como el acolchado, la siembra de cubiertas vegetales o el laboreo mínimo.